viernes, 27 de marzo de 2009

La tarea de ablandar el ladrillo


La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentrífica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero Hotel de Belgique.
Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien.
Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café.
Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por que estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro.
Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y aceptar taimadamente su nombre de nube, su replica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los números que buscas. ¿Por que te los daría? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro hacia la pared y ábrete paso.
¡Oh cómo cantan en el piso de arriba! Hay un piso arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido.
Cuando abra la puerta y me asome la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las cosas ya sabidas, no el hotel de enfrente: la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mi como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina.


Julio Cortázar

jueves, 26 de marzo de 2009

lo que queda

miércoles, 25 de marzo de 2009

sábado, 21 de marzo de 2009

Demian

Hoy se sabe menos que nunca (...) lo que es un hombre realmente vivo, y se lleva a morir bajo el fuego a millares de hombres, cada uno de los cuales es un ensayo único y precioso de la Naturaleza. Si no fuéramos algo más que individuos aislados, si cada uno de nosotros pudiese realmente ser borrado por completo del Mundo por un bala de fusil, no tendría ya sentido alguno relatar historias. Pero cada uno de los hombres no es tan sólo él mismo; es también el punto único, particularísimo, importante siempre y singular, en el que se cruzan los fenómenos del Mundo, sólo una vez de aquel modo y nunca más. Así, la historia de cada hombre es esencial, eterna y divina, y cada hombre, mientras vive en alguna parte y cumple con la voluntad de la Naturaleza, es algo maravilloso y digno de toda atención. En cada uno de los hombres se ha hecho forma el espíritu, en cada uno padece la criatura, en cada uno de ellos es crucificado un redentor.
(...)
No soy un hombre que sabe. He sido un hombre que busca y lo soy aún, pero no busco ya en las estrellas ni en los libros: comienzo a escuchar las enseñanzas que mi sangre murmura en mí. Mi historia no es agradable, no es suave y armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a ensueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse a sí mismos.
La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de un sendero. Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede.

Fragmentos de la introducción de Demian, de Herman Hesse

viernes, 20 de marzo de 2009

Entrecaminos

Vuelvo a partir, o quizas nunca me fui? Estoy parado entre lo que es y lo que puede ser, donde nadie se imagina de lo que uno es capaz de ser. El velo de la ignorancia, sumado a la creencia comun de que somos seres mecanicos sin capacidad de accion libre, nos congela. No hago uso de la palabra libertad como forma de libertinaje, sino libertad en torno a la verdadera fuente de riqueza y felicidad. El lugar entre el blanco y el negro, lo bueno y lo malo, el puede ser. Donde no se juzga ni se cuestiona lo que deja de ser ficticio, la irealidad de hecho.
Me paro delante de las palabras que digo para no hablar mas rapido de lo que pienso, no es un filtro, ni pretende frenarlo, sino simplemente acobijar el pensamiento y nutrirlo de la esencia final del ser. Parecido a una semilla que revienta su cascaròn y pide encontrarse con la tierra, con el calor del sol y con el agua que le daràn la fuerza para brotar una hoja, un fruto y una nueva semilla.
En ese lugar finito, porque lo podemos medir no con la razòn, sino con lo que pierde sentido en lo mecanico de nuestra esencia, hay un espacio donde cabe mas que mi propia energia. Dejo de verla de un color, de una forma, se mezcla con la tuya y con lo que nos trajo hasta acà. Nos olvidamos de donde venimos para fortalecer la idea de que somos distintos, de que hay algo por que pelear, siempre, en todo momento y lugar.
Esos instantes de lucidez, donde el paso no es hacia adelante ni hacia atras, ni hacia cualquier punto cardinal, es un paso hacia adentro, nos muestra imagenes de lo que no nos animamos a crear. Chocamos contra la pared de la existencia fisica, que nos impide materializar el pensamiento, por eso creo que la fuente de conciencia no es el pensamiento ni la razòn, sino ese paso que damos. Un paso que nos da la luz necesaria para enfrentar el miedo al cambio, a la necesidad de vincular nuestra existencia en todos sus planos y volcar en conjunto un mensaje mas alentador.


miércoles, 11 de marzo de 2009

jueves, 5 de marzo de 2009

Despierta

Ejercicio matutino:

1) Tome un espejo lo suficientemente grande como para que vea su cara de forma completa. Sosténgalo aproximadamente 20cm enfrente suyo y no lo retire durante el transcurso de este ejercicio.
2) Cerciórese de haber retirado del espacio rededor todo objeto cortante, punzante, inflamable o corrosivo. Ante todo debemos tomar los recaudos necesarios.
3) Usando la abertura máxima del conjunto maxilofacial inferior y superior, observe por un instante la complejidad de la cavidad bucal, admire sus dientes, su lengua, la saliva que corre por los rincones. Verá que existe un pequeño mundo en su boca, donde los dientes han limado sus asperezas para vivir armónicamente alineados cada uno cumpliendo una función crucial.
4) Una vez contempladas las maravillas de su vestíbulo alimenticio, cierre los ojos por un instante y oriente su respiración a la base del torax, sintiendo como el aire que ingresa expande su diafragma, sus costillas y lo inunda de pureza.
5) Cuando la relajación comience a actuar, vuelva a abrir los ojos y tras una profunda inspiración, haga que sus cuerdas vocales emitan (a través de su expandida boca) el grito tal, que le permita vaciar completamente sus pulmones, su esófago y todo el aire que pueda exhalar (para esta practica ayuda la visualización de algun hecho o situacion particular).
6) Respire
7) Seguramente el espejo estará empañado, no se alarme. La humedad interna, junto con todos los microorganismos expulsados habrán opacado la imagen que usted estaba observando. Utilice esos segundos, mientras se desempaña el reflejador, para volver a pensar en lo le hizo gritar de esa manera, si lo desea puede sonreir, ayuda a relajar las mejillas y los pliegues frontales.
8) Puede repetir los pasos 4,5 y 6 de manera continuada hasta que sienta el alivio buscado, en sus primeros intentos puede ser muy efectivo.
9) La imagen vuelve a aparecer en el espejo, puede dedicarle unos instantes a contemplarse, nada ha cambiado aparentemente. No olvide desearse un buen dia.

martes, 3 de marzo de 2009

domingo, 1 de marzo de 2009

J.P.S.

"El existencialismo ateo que yo represento (...) declara que, si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio delexistencialismo . Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto, sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto, que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que para la mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea de lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es; yo opino que es real el motivo o causa del ser."

Jean-Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo